Columna

Cuando la gente, de verdad, manda

2017 pinta para ser un año que muchos vamos a recordar en el futuro, no solo por la situación económica y política que actualmente estamos viviendo, sino porque a unos cuantos días de haber iniciado, ha quedado demostrado el gran poder que tiene la ciudadanía al expresar su descontento ante un hecho.

Frente el impacto de los incrementos y el ver cómo nuestros funcionarios más allá de asegurar el recorte del gasto público se autorizaron bonos para sobrellevar su economía personal, miles de mexicanos decidieron salir a las calles para, de manera pacífica y ordenada, exigir un cambio. De raíz.

La inconformidad es tan evidente, que por sí misma explica la magnitud de las marchas en nuestra región y el resto del país.

Yo los invito a que, como ciudadanos responsables, sigamos exigiendo y participando para conseguir que funcionarios públicos, legisladores y políticos en general, busquen realmente el beneficio de la colectividad. Ya quedó claro que los discursos son obsoletos. Queremos acciones concretas.

Es fundamental que la Comisión de Hacienda del Congreso del Estado revise responsablemente cómo se están gastando los recursos, que se optimice el presupuesto buscando ahorros y no simplemente gastar porque se autorizó previamente.

Tenemos que conocer las medidas de austeridad de los senadores, diputados, gobernadores, alcaldes y otros funcionarios públicos. Específicamente en qué consisten, cuánto dinero se ahorrará con ellas y qué mecanismos se utilizarán para asegurar que se cumplan. En el pasado se han tomado este tipo de medidas; sin embargo a la vuelta de unos meses, cuando la tormenta baja de intensidad, los funcionarios suelen retomar algunas de sus prebendas por “servir el pueblo”: automóviles, escoltas, teléfonos celulares, secretarios, asesores, comidas y algunos otros beneficios desproporcionados.

Confío en que, tarde o temprano, los funcionarios públicos se sensibilizarán ante la inquietud de la gente y, en consecuencia, tomar medidas en beneficio de los ciudadanos. Por ejemplo: asegurar que si se presupuestaron 10 millones de pesos para una obra, se termine con ese dinero y no con más como sucede frecuentemente y, además, sin una justificación técnica.

Senadores, diputados, gobernadores, presidentes municipales y funcionarios públicos deben entender, de una vez por todas, que nos representan a todos. No a sus partidos. No a sus intereses personales y políticos. De ahora en adelante los ciudadanos estarán al pendiente de los acuerdos en lo oscurito y las votaciones “fast track”.

Cuando sea necesario el señor Gobernador debe seguir utilizando la reversa para asegurar un gobierno austero y la correcta reducción y aplicación del gasto corriente. Además, debe consultar previamente con expertos de organismos de la sociedad los temas importantes, como justamente lo hará luego de la abrogación de la Ley del Agua. Esa acción probablemente le habría evitado muchos problemas de haberla ejecutado a finales del año pasado.

El mensaje, pues, para los políticos y funcionarios es claro y directo:

Cumplan con su responsabilidad.