Columna

La Educación y el Desarrollo Económico

En Coparmex estamos convencidos de que la educación es uno de los instrumentos más eficaces para reducir la pobreza y la desigualdad; pero además, sirve para detonar oportunidades de desarrollo colectivo y de las personas en lo individual.

Podemos decir que la educación es también la herramienta más eficaz para una evolución de los patrones productivos de un país, hacia actividades de mayor especialización y rentabilidad.

Por ello es que debemos tener siempre presente que la educación es una gran inversión a largo plazo, que además de abrir las puertas a trabajos mejor remunerados, ofrece a la región especialistas y emprendedores que impulsarán el crecimiento durante su trayectoria profesional.

Si a esto le sumamos que el entorno internacional exige una modernización constante de los mecanismos de formación del conocimiento y el aprovechamiento de las tecnologías, es necesario que México evolucione hacia un sistema de educación superior con elevados estándares de calidad, que a nivel macroeconómico garanticen la productividad de la fuerza laboral, al tiempo que ofrezca a nuestros jóvenes la posibilidad de alcanzar sus objetivos personales de bienestar.

En Coparmex consideramos que la diversidad de opciones educativas debe estar al alcance de todos, independientemente del ingreso familiar o nivel socioeconómico de los aspirantes.

El primer paso es aprovechar la infraestructura educativa existente, lo cual también incluye analizar la pertinencia de modelos flexibles que permitan el acceso a la educación a través de modalidades mixtas o virtuales.

Finalmente, en el camino del mejoramiento de la calidad de la educación, los cambios deben de privilegiar el desarrollo de competencias y habilidades útiles para el ámbito laboral.

Existen cifras que revelan el desfase entre el sector educativo y el mundo productivo. El porcentaje de personas con estudios superiores y medio superiores que compone a la población económicamente activa desocupada, se ha incrementado constantemente en los últimos doce años: del 31% en 2005 pasó a representar el 47%, en 2017.

También existe una ineficiencia en el uso de habilidades en el mercado laboral mexicano: 26% de los trabajadores están sobre educados y 31% no cuentan con las habilidades necesarias para desempeñar las funciones de su puesto.

Debe buscarse un involucramiento activo del sector empresarial en la formación, pero también se deben rediseñar los programas, los contenidos de los planes de estudio y los modelos de enseñanza. En especial se debe poner énfasis en educar estudiantes que desarrollen la capacidad de innovar en sus respectivas áreas.

En el contexto internacional se exige profesionistas preparados para ser competitivos en el entorno global.

Desde la educación, con calidad y pertinencia, nuestro País puede generar crecientes niveles de bienestar, impulsar su desarrollo económico y de cara al futuro, construir un liderazgo global.

Es importante que México mejore la calidad de su educación, busque la excelencia y amplíe las oportunidades en base a la eficiencia y la equidad; para que así todos nuestros jóvenes tengan las mismas oportunidades de tener éxito en su vida profesional.