Columna

En Coparmex hacemos un llamado de inconformidad hacia las recientes prácticas legislativas.

El pasado 30 de abril concluyó el primer periodo de sesiones del año en el Congreso de la Unión, marcado por un “desastre legislativo” pocas veces antes visto en la historia política de México. La radicalización, sumisión, improvisación y polarización, así como las posibles fallas procesales que pudieran derivar en ilegalidades, atacan el respeto a la pluralidad, al diálogo-consenso y a la democracia del país.

Es por ello, que desde la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) hacemos un llamado enérgico, de inconformidad hacia estas prácticas legislativas, ya que, una nación que se precia de ser democrática, no debe permitir ejercicios que atentan contra el progreso del país y mucho menos a su Constitución.

La elaboración y/o modificación de leyes que rigen a la sociedad, así como a la vida política, económica y social de las y los mexicanos,  son un ejercicio de altísima responsabilidad, que deben ser analizadas con escrutinio e involucramiento de expertos, dedicándole su debido tiempo y proceso, y no pueden y no deben realizarse mediante procesos alejados de la deliberación pública, sin acatar la normatividad regulatoria y los debidos procesos legislativos.

En Coparmex lamentamos profundamente que se aprobaran tantas disposiciones, sin análisis y consenso, entre las que se encuentra la desaparición de Financiera Rural, las nuevas disposiciones en materia de licitaciones públicas, unificación de órganos internos de control o la nueva Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, por mencionar algunas, y que haya estado ausente, el diálogo y la voluntad de construir acuerdos.

Dentro del ejercicio político que vivimos en el actual contexto, todas las voces deben ser escuchadas; la democracia y el estado de derecho, deben prevalecer. Porque vivir en democracia, es vivir en plenitud, con oportunidad y libertad.

Roberto Vega Solís
Presidente de Coparmex Tijuana